Gato que duda no caza ratón
En los últimos días las previsiones parecen coincidir en una bajada importante de las temperaturas y en una alta probabilidad de que nos encontremos nieve por la mañana.
Otras veces he comentado acerca del microclima que parece envolver a San Rafael y El Espinar, que ha sido la pesadilla de cualquier meteorólogo, pero no hablamos de fórmulas matemáticas.
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| Cabeza Reina - San Rafael |
Imagino la que se avecina y decido apagar mi WhatsApp poco antes de irme a la cama, sin la menor duda de que al día siguiente me encontraré nuevamente con los amigos para disfrutar juntos de la bicicleta.
Ignoro si está nevando, pero durante toda la noche (con un sueño bastante ligero) se deja oír un fuerte viento que juguetea silbando alguna balada irreconocible.
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| San Rafael |
Poco antes de que suene el despertador ya estoy con un ojo abierto y ansioso por comprobar si finalmente ha nevado.
Si, si, SIIIIII, ha nevado y tal vez más de lo que yo esperaba e incluso la máquina quita nieves ya ha realizado una primera pasada por mi calle.
Tras el acto reflejo el encender el WhatsApp, el contador de mensajes se vuelve loco por no dar abasto a la par que emite sonidos casi agónicos.
¡Caray! Hay mensajes desde primeras horas de la mañana solicitando el penúltimo parte meteorológico. ¡Claro!, no me he dado cuenta de que los que suben desde Madrid han madrugado más. ¿Pero tanto?
Unos quieren confirmación para ponerse en camino y alguno parece estar deseando que se suspenda la ruta.
Yo hubiera optado por intentar acudir a la Garganta de Río Moros, para rodar sobre nieve en polvo recién caída. Seguramente novedoso para alguno y con un encanto especial, pero temo que a mayor altura pudiera resultar imposible avanzar. Acabamos proponiendo ruta desde la salida habitual en Galapagar y retrasando en medio hora el inicio.
Algún despistado llama preguntando qué vamos a hacer cuando ya estamos en los coches enfilando hacia tierras madrileñas. ¡Pero hombre!
La carretera está limpia, no hay problema para los coches y preciosos los pinares nevados que alcanzamos con la vista.
Al poco de bajar desde el Alto del León el sol nos da los buenos días y la nieve desaparece del paisaje, ya estamos acostumbrados. El cambio es radical.
Gato que duda no caza ratón. Hoy no han dudado: Andrés, Ángel, Eva, Ferluy, Juan, Luis Ángel, Samuel, Toño y Alfonso.
Abandonamos los coches y la gasolinera de la que daremos buena cuenta a la vuelta. Hemos empezado con bastante retraso y nos espera una ruta “larga”.
Hoy guío al grupo por el Camino de las Eras, variante atravesando junto a unas ruinas en la localidad de Navalquejigo. Estas ruinas eran un lugar fantasma hasta que en 1997 fue ocupado por varios jóvenes que en 2007 sufrieron desalojo. No está muy claro quién ocupa en la actualidad las instalaciones que quedan en pie.
La marcha es tranquila, pero pronto se irá incrementando en ritmo. Da la impresión de que a Toño le han tenido atado toda la semana y será frecuente verle pegar acelerones aquí y allá que insuflan burbujas al grupo.
Nuestras pedaladas se dirigen hacia El Escorial y Samuel se empeña en demostrarnos que tendremos que atravesar SEIS CANCELAS y no siete como parece ser que hemos comentado en alguna otra ocasión. Pues sí, tiene razón, son seis.
Lo que no tenemos muy claro es cuantos charcos y lagunillas hemos tenido que sortear y os aseguro que han sido muchos a lo largo de todo el recorrido. Alguno era un pantano camuflado que ha estado a punto de engullir enterito a Andrés.
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| El Monasterio de El Escorial al fondo |
Seguimos el Camino de Tierra del Molino, que nos enseñó Patrick hace tiempo y el viento se deja notar con más fuerza. ¡Ah!, que nos he comentado que el viento racheado que nos ha acompañado toda la ruta se ha empeñado en estar siempre de cara e incluso ha intentado tirarnos con más de un golpe lateral.
Tramos conocidos salvo porque, en esta ocasión, tomamos variante en ascenso por sendero habilidoso de a uno con fuerte pendiente y que acabamos superando todos sin poner pie en tierra. ¡Bravo!
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| Gracias Ángel |
Pajares, La Estación, estamos en Zarzalejo. Parada para reponer agua y enfilamos la Colada de la Crucijada primero y la Colada de Fuentevieja después, que se convierte en un auténtico descenso de infarto.
Marcho tras Ferluy, Toño y Luis Ángel, pero pronto tendré que dejar que se alejen pues parecen volar sobre las piedras y veo peligrar la integridad del artista. En el siguiente grupo ya me encuentro más cómodo.
Al agruparnos se nota la euforia y no faltan las anécdotas contadas igual de rápidas. Ahora aprieta Eva, ahora Toño, ahora Andrés… Da la impresión de que marchamos rápidos, pero muy agrupados.
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| Duró poco el idilio |
Llegando a la Urbanización El Paraíso decidimos no callejear y seguimos hasta alcanzar el Camino de Navalroble, donde en la última ocasión tuvo caída Paco, al que mandamos un fuerte abrazo.
Afrontamos el tramo de carretera más largo por la M-510, hacia la pantalla del Embalse de Valmayor. Juan será capaz de seguir el ritmo de grupo que nos adelanta con bicicletas de carretera. El fuerte viento nos lanza con peligro hacia los guardarrailes.
Ferluy y Juan hacen intento de parar, pero prefiero seguir (llevo las piernas calientes) y el resto me sigue. Se asciende con fuerza y ensimismados nos pasamos el primer desvío. Acabaremos cogiendo el segundo a la izquierda, no problem, finalizaremos en el mismo lugar, junto a la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad de Colmenarejo. Último avituallamiento.
Tramos ya conocidos por todos donde no faltan aún repechos y falsos llanos que castigan las piernas, pero que no impiden que, quien más quien menos, ponga a prueba las fuerzas que le restan hasta detenernos en la Ermita del Cerrillo. El viento sigue siendo molesto.
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| Ermita Nuestra Señora de la Soledad - Colmenarejo |
Y con 50 kms en la mochila hemos llegado a muy buena hora para compartir unas cervecitas, charla, anécdotas y proyectos. Ya os contaremos.
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El Track de la Ruta
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¡Ah!, invité "a los presentes" por mi próximo cumpleaños.
