Lo que pudo haber sido y no fue
Esta Ruta da comienzo el día 26 de Diciembre de 2014
Después de completarse con éxito en aquella ocasión, la
crónica del blog comentaba que esa ruta pasaría con todo mérito a ser una
clásica.
Pero como somos unos permanentes aventureros o lagartijas de
rabo inquieto, cuando se propone para este fin de semana la ruta no falta quien
aporta variantes e incluso un cambio de sentido.
Hay compañeros que no podrán demorar el regreso a casa el
domingo y marcan hora tope de finalización de ruta: las 14 horas.
El pueblo de Torrelaguna nos da la bienvenida como punto de
encuentro y allí hemos aparecido:
Andrés, Ángel, Chicho, Enrique, Ferluy, Juan Carlos, Juan
Patricio, Luis Ángel, Luis Ángel JR., Manolo, Toño y Alfonso.
Qué alegría para todos al ver que ha acudido y ya está con
nosotros Juan Patricio, después de que tuviera grave accidente el 30 de julio pasado.
Doce fuimos en Diciembre y doce nos juntamos hoy pero ¿y
Patrick? ¿dónde esta Patrick?
Nos manda WhatsApp diciendo que se ha levantado muy revuelto
y no le ha quedado más remedio que regresar a la cama. (Seguramente los nervios
ante la ruta que nos había preparado).
El nuevo track lo llevan Chicho, Enrique y creo que Toño...
pues allá vamos.
Un suave chirimiri se deja notar y no nos abandonará hasta
bien entrada la ruta, aunque regresará en distintas ocasiones cubriendo el
cielo de nubes e impidiendo que el sol aparezca.
Andrés feliz. En esta ocasión no rodamos como la vez anterior
sobre las mismísimas canalizaciones del Canal de Isabel II que tanto respeto le
dan.
Desde la misma Calle del Canal de Isabel II en la que
hemos aparcado, empezamos a tomar altura para coger pistas que nos llevarán en continuo
sube y baja sobre el Canal del Atazar.
Tramo duro cuando superamos la Almenara de San Román y el
arroyo del mismo nombre.
La pista cambia de nombre al tomar altura y ahora estamos en
el Canal del Jarama. La suave lluvia continúa, aunque ya hemos entrado en
calor.
Ángel avisa de que una rueda pierde aire y nos tendremos que
detener en un par de ocasiones. Ferluy tampoco va fino, tienes problemas con el
cambio de su maquina.
Impresionante cuando llegamos a la Presa del Pontón de la
Oliva que detiene las aguas del Río Lozoya. Esta presa abastece de agua a
Madrid y es la canalización más antigua del Canal de Isabel II.
Se habla de que en esta zona debe haber fantasmas
deambulando, pues en la construcción de la presa se dice que murieron 1500
presos (guerras carlistas), 200 obreros libres y 400 animales, por las
terribles condiciones de trabajo o por la epidemia de cólera que asoló el
campamento.
Y, señoras y señores, hasta aquí todo marchaba según lo
previsto... pero ahora comienza recorrido que ha sido descargado de algún
rutero de Wikiloc al que yo retiraría mi confianza.
Al igual que no todo lo que aparece en internet es fiable,
tampoco debe uno confiarse por el hecho de que una ruta aparezca en Wikiloc.
Mejor contrastar antes, pues no sabes qué puede significar para alguno la palabra
“ciclable”.
El sendero que seguimos junto al río es precioso, lleno de
encanto, pero complicado incluso para senderistas. Desniveles cortos difíciles
de superar, piedras de tamaño que te obligan a apearte cada cinco metros. El
agua caída sobre las piedras y el camino convierten la pista en muy resbaladiza
y peligrosa.
Luis Ángel tendrá una caída que le dejará marcadas las
piernas. Ferluy estará en dos o tres ocasiones a punto de deslizarse hasta las
aguas abundantes del río, en su afán de superar montado tramos difíciles. Juan
golpeará su plato grande con una piedra y romperá dos dientes.
Una lista que no acaba a la que se añadirá más de un
“maldito roedor el que marcó el track”, que decía el gato. (No
acostumbro a poner improperios en este blog).
El sendero mejora, ahora si que se hace ciclable y se
agradece. Rodamos algo más de cuatro kilómetros a buena marcha.
La Presa de la Parra ya se deja ver, reteniendo las aguas del
Río Lozoya después de abandonar el Embalse del Atazar.
Paso de a uno que tenemos que compartir con andarines que
disfrutan también del espectáculo y seguimos marcha.
Foto - Chicho |
El sendero se estrecha y vuelve a complicar. Hay jara y
arbustos que entorpecen el paso. Toño avisa: Cuidado con los cuernos. Y el
aviso llega, pero precisamente por evitar enganchar con una zarza mi rueda
delantera abandona por un par de centímetros el sendero, resbala en tierra
húmeda que cede y se clava.
Mi caída es tan irremediable como inesperada y caigo de mala
manera golpeando en el pecho con... ¡vaya usted a saber!, pero el dolor es
fuerte, agudo y me impide respirar por unos segundos. Me temo lo peor.
Los compañeros, asustados, intentan levantarme pero necesito
algo más de tiempo para recuperarme. Enrique se aproxima rápidamente a realizarme un primer
chequeo.
El dolor parece ceder o es la adrenalina que hace su efecto, pero
seguimos marcha después de un rato.
Llevamos retraso sobre la hora prevista, pero se descarta la
posibilidad de buscar vía de escape.
Foto: Chicho |
Ascendemos 234 m. en apenas 3 kms, por una pista que en
ocasiones se encuentra muy rota. Y ahora descenso rápido hasta las
inmediaciones de Alpedrete de la Sierra (Guadalajara) que nos obligará a dos
kms de duro ascenso por camino muy pedregoso para alcanzar su centro urbano y
la fuente que nos dará vida a todos. Aprovecharé para tomarme un ibuprofeno.
Salgo el primero acompañado de Juan y Enrique, prefiero no
quedarme frío por el golpe recibido, pero desde atrás avisan de que ha habido
nuevo pinchazo. Esperamos y reagrupamos.
El regreso hubiera sido por pista, pero a la izquierda surge
otra de las variantes propuestas, por camino para llegar a las llamadas “cárcavas”.
Cárcavas Foto: Chicho |
Enrique marcha delante marcando el camino que indica el GPS y
Chicho rueda más atrás. Cuando el primero ya ha tomado descenso rápido, el
segundo avisa de que nos dejamos a la derecha desvío, pero ya no hay forma de
parar a los primeros y cuando ya son más de las 14,30 no parece haber mucho
humor para ir a contemplar miradores. Chicho decide ir por su cuenta para hacer
unas fotografías.
Y el track indica nuevo desvío a la derecha, pero allí no hay
ningún sendero y si un cúmulo de piedras y cardos amenazantes. Minutos buscando el
teórico sendero y finalmente estamos descendiendo, a pie, campo a través.
A veces parece distinguirse algún trazado, pero no sabemos si
es el que generan los propios compañeros que van delante.
Hora avanzada, cansancio, hambre, piedras sueltas y
peligrosas por doquier y el sendero sigue sin aparecer. El descenso es
lastimoso, empujando las bicicletas y recibiendo en las piernas continuos
dardos de los cardos. El “malditos roedores” surge de nuevo haciéndose eco en la inmensidad
de unos campos en los que no se distingue nada de civilización.
Estamos en el Pico del Murciano y aún hay que descender de
mala manera campo a través.
Cuando logramos cruzar el Arroyo de la Pica alcanzamos la
carretera M-102 y nos quedan algo más de 9 kms para llegar a Torrelaguna.
Nuevamente abandonamos trazados alternativos y emprendemos
rápido regreso, con lluvia inoportuna que aparece de nuevo y aire racheado que
no facilita la pedalada.
Cuando los primeros llegamos a los coches ya son las 15,30
horas. Habrá el tiempo justo para felicitarnos, abrazarnos y regresar la
mayoría a casa sin tomar siquiera juntos unas cervezas. ¡Otra vez será!
Decir que no vino Patrick, pero que le tuvimos en mente en
todo momento. Un abrazo amigo.
Si pinchas en cualquiera de las fotos de esta crónica podrás verlas más grandes.
Para Ver vídeo
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