Ha transcurrido mucho tiempo desde que las tropas españolas sucumbieron al poder invasor
El pueblo indefenso es sometido
a los desmanes de las huestes napoleónicas, que siembran el terror allá por
donde pasan. Sin embargo la Junta Central
no admite la derrota y ante la tiranía enemiga, la ciudadanía se organiza para combatir,
desplegando un ejército mal armado pero valeroso, que terminará doblegando a
los batallones imperiales.
Absolutismo y rapiña
La ocupación de las tropas
francesas en la Sierra, se cuenta por robos y represiones. Guadarrama ha sido
desvalijado en repetidas ocasiones, se han llevado joyas y enseres, destruyendo
sin miramientos todo lo que encuentran en su camino e irrumpiendo en edificios
y establos.
Parada de Postas de El Espinar |
En cada misión de
reconocimiento se producen hurtos en iglesias y haciendas, los soldados se
quedan con lo que quieren, y lo que no les vale lo pisotean sin importarles las súplicas de los aldeanos,
todos los templos han sido saqueados sin excepción.
Parada de Postas de El Espinar |
Parada de Postas de El Espinar |
Comienza la rebelión
Castilla hierve. En las aldeas,
humildes campesinos primitivamente pertrechados plantan cara a grupos de
jinetes que a golpe de sable intentan meter en cintura a la multitud. Por las
calles las mujeres se defienden a dentelladas, los lugareños golpean con sus
horcas a las caballerías hasta derribarlas.
Los extranjeros son arrastrados hasta morir, se ven críos ensañados con los cadáveres abandonados a merced de quienes desean dar rienda suelta a su odio. Son escenas de la liberación.
Ermita del Cristo del Caloco (Siglo XVI) - El Espinar |
Los extranjeros son arrastrados hasta morir, se ven críos ensañados con los cadáveres abandonados a merced de quienes desean dar rienda suelta a su odio. Son escenas de la liberación.
La reacción continúa. Al día
siguiente, una partida de paisanos llega desde Segovia al Cerro del Caloco, en
las cercanías de El Espinar. No son muchos, pero son aguerridos y están
decididos a morir por España.
Cerro de El Caloco (1562 m de altura) |
A sangre y fuego
Situados en la cima del
promontorio, se reparten en torno a la vereda, ocultos detrás de las rocas,
tumbados en el suelo, prestos para combatir. Delante dos hombres de contrastada
valentía capitanean la agrupación, son Diego de la Fuente “el Puchas” (1) y Rodríguez
Valdés “el Cocinero”, dos leyendas de
la resistencia castellana. Al fondo, la majestuosa parada de postas proyecta su
sombra sobre el terreno que dentro de unos minutos será escenario de una lucha
cruel.
Napoleón en el Alto del León |
Excitados, divisan unas decenas de metros más abajo la columna enemiga que asciende por el camino, alertada de los últimos acontecimientos, es la guarnición de San Rafael.
Sigilosos aguardan el momento oportuno, observan al orgulloso oficial que va en cabeza y observa fijamente la cresta de la colina buscando una señal sospechosa, no hay que bajar la guardia, hace tres días una sección de paisanos atacó dos correos cerca de Otero de Herreros.
Lentamente los pelotones van
acercándose al punto fatídico, hasta que inadvertidamente surgen hombres de
aspecto rudo que rodean a la tropa.
Atacan con mosquetones, pistoletes, piedras o palos, cualquier objeto sirve para aplastar al opresor. En cuestión de segundos la explanada del Caloco se convierte en campo de batalla en el cual el más diestro ganará la mano.
Atacan con mosquetones, pistoletes, piedras o palos, cualquier objeto sirve para aplastar al opresor. En cuestión de segundos la explanada del Caloco se convierte en campo de batalla en el cual el más diestro ganará la mano.
La desventaja hispana se suple
con un valor épico que multiplica su esfuerzo, haciendo ver al Emperador el
tremendo error que ha cometido
subestimando al adversario. Por doquier se escuchan los insultos que se lanzan
los contendientes, el fragor de la pelea rasga el silencio de la mañana.
Guerrillero español |
El
duelo se traslada al interior del edificio prologándose durante horas, alcanzando
su cénit en el patio trasero, esquivando a la muerte. Algunos desdichados son
arrojados al pozo, lúgubre prisión de donde jamás regresarán. Por momentos
parece que los veteranos grognards
resultarán vencedores, pero es una falsa impresión, uno a uno van cayendo
arrollados por el ímpetu de los guerrilleros que rematan sin contemplaciones a
los heridos.
Napoleón frente a los grognards (batallón de élite) |
El ejército de los pobres ha derrotado
en toda regla al poderoso, los cuerpos sin vida quedan tendidos en el llano, como
macabro testimonio del combate, cerrando un capítulo cuya crónica apenas tuvo
resonancia más allá del entorno local, pero que supuso el principio del fin de la
dominación en el sur de Castilla.
(1) Diego de la Fuente “el Puchas”. Falleció en Abades el 30 de Octubre de 1829
(1) Diego de la Fuente “el Puchas”. Falleció en Abades el 30 de Octubre de 1829
Trabajo cedido por Jesús Vázquez Ortega y publicado con anterioridad, en marzo de 2012, en elguadarramista.com
JesúsVázquezOrtega©2015