Otros 50 kms a la saca
Unos partiendo desde San Rafael a las 8,30 y otras aguardando
ya en El Espinar para formar el grupo de hoy de AlfonsoyAmigos.
La sorpresa es mayúscula cuando al acercarnos a El Espinar
divisamos de lejos la figura de Juan Carlos, que tan solo dos días antes
anunciaba que estaba “malito en cama” y de Javier “Galo”, que creíamos le
teníamos perdido para la causa por estar dedicado a otros menesteres
deportivos.
Albergue Casa de la Cueva |
Andrés, Chicho, Enrique, Ferluy, Galo, Jorge, Juan, Juan
Carlos, Lourdes, Manolo, Patrick, Samuel, Toño y Alfonso.
Primer repecho para tomar algo de altura nada más
comenzar a pedalear juntos.
Nos alejamos de El Espinar y cogemos la Vereda de la
Talanquera, testigo de otras muchas rutas de AlfonsoyAmigos, de la que
recorremos poco más de cinco kilómetros hasta su extremo oeste.
El cielo despejado y altas temperaturas a estas horas nos
avisan de que hoy no hacía falta cargar con mucha ropa de abrigo.
Descartamos coger la Vereda del Guijo que se nos presenta por la izquierda, a pesar de que algunos la sugieren como buena opción. Ya tomaremos esta dura alternativa en otra ocasión.
Y al llegar al final del camino giramos a la izquierda,
abrimos portela y avanzamos bordeando los Prados de Gansapájaras confiando en que el “nombrecito” no sea premonitorio de
alguna “pájara” inoportuna.
No damos mucha importancia al ver a Juan Carlos “platón” quedándose atrás, estamos habituados a que así sea a pesar de su fortaleza, pero hoy está sufriendo las consecuencias de su gripe y pasa algún apuro. La preocupación durará poco, muy poco, pues a los pocos kilómetros ya le vemos pedalear con soltura. ¡Bravo!
El primer tramo es suave, hasta superar el Arroyo de la
Chorlera que en una curva nos presenta caño y pilón de agua fresca. Pero a
partir de aquí ya te das cuenta de que tienes por delante una dura pendiente
que superar. ¿O son más de una? Se pierde la cuenta.
Sería recomendable una breve parada donde se cruza la Vereda
de los Serranos y el Camino de Peguerinos, pero hay quien prefiere no
detenerse.
La dura pendiente ya superada se hace ahora mas pronunciada y
además hay que sortear con habilidad guijos y piedras que retrasan la marcha,
pero será lo habitual durante unos cuantos kilómetros.
El pedaleo es algo cansino, pero la mayoría no estamos para
hacer alardes que después puedes pagar caro.
Cuando podemos ver a nuestra izquierda la Vereda de Santa
Quiteria y el cañón impresionante bajo el que fluye el Arroyo del Boquerón, es
que ya casi hemos llegado al límite de las Tres Provincias.
Nos detenemos en la fuente junto al Refugio del Berceal, coqueto pero perfectamente cuidado, hasta con ventanas de marcos de aluminio, mesa escritorio, botiquín de primeros auxilios, leña, libro de visitas... Aquí se detienen los peregrinos en ruta hacia la Ermita del Cubillo.
Nos detenemos en la fuente junto al Refugio del Berceal, coqueto pero perfectamente cuidado, hasta con ventanas de marcos de aluminio, mesa escritorio, botiquín de primeros auxilios, leña, libro de visitas... Aquí se detienen los peregrinos en ruta hacia la Ermita del Cubillo.
Antes de descender a la Dehesa de la Cepeda estamos a 1620 m
de altura. El inicio de ruta partió de 1183 m.
Y tal vez te apetezca recordar juegos infantiles saltando a
una sola pierna mientras cantas: Ahora estoy en Segovia, ahora estoy en Ávila,
ahora estoy en Madrid.
Galo decide abandonarnos en este punto. Punto en el que
confluyen varias de nuestras rutas clásicas y que han escrito su propia
historia o la escribirán en fechas no muy lejanas.
Patrick comenta que no conoce el famoso Puente Romano de La Cepeda pero se tendrá que conformar con verlo en próxima ocasión, en ruta
con tramos a la inversa del que será protagonista. Acercarnos hoy supondría un
duro retraso y queda mucha ruta.
Empezamos ruta en la provincia de Segovia, nos introdujimos sin apenas darnos cuenta en la de Madrid y apenas en un suspiro hemos vuelto a salir para saltar a la de Ávila, que nos acogerá durante unos cuantos kilómetros.
Algunos nos detenemos brevemente para observar a grupo de
buitres posados sobre zona rocosa a baja altura. Impresionantes.
Tramos largos de la Cañada Leonesa en la que han entrado las
máquinas para ensanchar sus dimensiones y hacer un esfuerzo por limpiarla de
piedras y pedrolos, pero en tramos se diría que han aparecido nuevas como si
fueran setas.
Al alcanzar un punto alto, encrucijada de caminos, cuando hemos superado duro repecho y los restos de un par de bunkers, debemos reconocer que ha sobrevolado nuestras cabezas la duda de si seguir con la ruta o recortarla, pero apenas ha sido un breve y efímero relámpago.
Al alcanzar un punto alto, encrucijada de caminos, cuando hemos superado duro repecho y los restos de un par de bunkers, debemos reconocer que ha sobrevolado nuestras cabezas la duda de si seguir con la ruta o recortarla, pero apenas ha sido un breve y efímero relámpago.
Jorge, tal vez más justo de tiempo, decide retirarse y coger
recorrido de atajo para volver a San Rafael.
De momento se han acabado las cuestas arriba y comienzan los
descensos. No seré el único que piense que bajar y bajar no puede ser bueno... pues
alguna vez habrá que volver a pedalear en
busca de la cota perdida. (Me acaba
de sonar a título de película).
Cuando atravesamos el Prado Nuevo y la Urbanización las Damas
queda a nuestra izquierda es momento de dejar que nuestras bicicletas rueden
con alegría sin dar pedales. La localidad de Peguerinos y el Embalse de La Aceña
son nuestros próximos destinos.
Tramos en los que la pista forestal ha sido cubierta por capa
de hormigón para aguantar lo duros inviernos y donde los frenos se ponen al
rojo vivo salvo que te lances “a tumba abierta”.
Refugio del Berceal y su fuente más cercana |
La Plaza Mayor de Peguerinos, metida en labores de adoquinado
de sus calles, nos ve pasar sin detenernos. Seguimos hacia el cementerio de la
localidad y el Embalse de la Aceña.
Un espectáculo rodear el Embalse con magnífico nivel de agua,
disfrutando de las formidables vistas y pedaleando sin agobios.
Pero se acaba lo bueno, a nuestra izquierda se deja oír el Arroyo de Navalacuerda y una pista forestal nos indicará que debemos tomarla sin excusa. Aprovechamos para una breve parada y tomar algún alimento. Llevamos 27 kms en las piernas.
Pero se acaba lo bueno, a nuestra izquierda se deja oír el Arroyo de Navalacuerda y una pista forestal nos indicará que debemos tomarla sin excusa. Aprovechamos para una breve parada y tomar algún alimento. Llevamos 27 kms en las piernas.
La pista es muy llevadera, no todos pensarán igual, pero
conviene no forzar la marcha y dejar que los kilómetros transcurran. Aún quedan
tramos duros por llegar.
Alcanzar el Albergue Forestal Casa de la Cueva, que hace ya
bastantes años regentó el famoso y televisivo alpinista César Pérez de Tudela,
da pie a una parada obligada, unas fotitos de recuerdo y algunas bromas. Ahora breves kilómetros
asfaltados.
Abandonamos la carretera y tomamos la Cañada Real Leonesa,
que en los mapas se pierde en las cercanías de Peguerinos.
Tendremos unos kilómetros de respiro a partir de ahora... tal
vez engañosos, pues nos encontramos con una sucesión de toboganes que aumentan el desgaste de las fuerzas que nos
quedan.
A nuestra izquierda superamos el Campamento de Peñas Blancas...
no se si hablamos de las “peñas madridistas”
¡Cuantas veces hemos recorrido este sendero en descenso! Pensado y aparentemente creado por la
naturaleza para el disfrute en descenso... Pero hoy lo intentaremos en ascenso
en alguno de sus tramos, en aquellos que seamos capaces de superar, poniendo a
prueba nuestra fuerza y habilidad... y se requiere mucho de ambas.
Ferluy, Samuel, creo que Manuel también lo intentan con más
fuerza y empeño, no les veremos alejarse. Lo conseguirán hasta donde es posible
y el resto abandonaremos poco antes para coger la pista asfaltada.
Dura pendiente, asfalto caliente a estas horas, fuerzas
limitadas... pero no queda más remedio que dar pedales y avanzar. Yo mismo
necesito poner pie en tierra, las nuevas cubiertas se pegan al suelo como si
fueran de velcro.
En Collado Hornillo nos agrupamos y damos un fuerte suspiro
de alivio, tal vez de triunfo.
El descenso hacia Peña El Águila y después los senderos divertidos animan al
grupo, que disfruta de los últimos kilómetros de ruta antes de llegar a San
Rafael y a la terraza de Las Farolas a muy buena hora, ideal para relajarnos con bromas y risas.
Abrazos, cervezas aperitivos y otros 50 kms a la saca. Otra dura prueba
superada y todos pensando en próximas rutas.
Un fuerte abrazo para los que hoy no pudisteis acudir.
Un fuerte abrazo para los que hoy no pudisteis acudir.



