Esto no es el Tour de Francia
Ni falta que le hace.
Principalmente porque en el Tour solamente gana un ciclista en cada etapa y en
nuestras rutas ganamos todos los que acudimos. Hoy 19.
Cabeza Reina al fondo |
Adrián, Ander, Ángel Cogolludo,
Ángel Hernanz, Ángel Sierra, Antonio Matallanas, Diego, Enrique, Isidoro,
Jorge, Juan, Luis Arce, Luis ángel, Luis Ángel JR, Miguel Ángel, Patrick,
Santi, Sofía y Alfonso.
Muchas ausencias: Trabajo, lesiones, tal vez miedo a posibles lluvias (que no se dejaron sentir hasta por la tarde), extrañas (como la de Carlos Cobo, que se interesa por la ruta toda la semana y después no acude), víctimas de la Ruta de la Abuela del sábado (que tal vez se endureció demasiado)... y ¡vaya usted a saber! cuantas excusas más.
La semana próxima tendremos
que lamentar nuevas ausencias, pero esas serán por vacaciones. ¡Qué las
disfrutéis!
Nota del autor: Cuando
escribo estas líneas nos llega a San Rafael la tormenta que estaba anunciada
para las 13 horas. Lluvia y algún relámpago. Como es habitual... me quedo sin
señal de internet y supongo que no seré el único.
Con algo de retraso, el
grupo se pone en marcha dejando en el Paseo Rivera de San Rafael, a nuestra izquierda,
impertérrito, el Monumento en homenaje a
Rafael Alberti.
El inicio de ruta presagia
que nuestro destino, sea el que sea, nos conducirá a saludar una vez más el
Collado Hornillo, testigo mudo de tantas y tantas de nuestras rutas. Pero nadie
conoce qué nos depara más allá.
Ahora, después de finalizar la
ruta y con el Wikiloc por medio, ya se han enterado hasta en la China de la
ruta que hemos hecho hoy.
Las fuertes lluvias de días
atrás han dejado huella en el monte. Han provocado la caída de millones de
piñas, arrastrado gran cantidad de ramas secas y de arena, que han dejado los
caminos muy peligrosos.
Hay que tener más precaución
que de costumbre, está claro, pero no intimida a ninguno. En los comienzos, Diego tendrá una caída, pero apenas un rasguño en la rodilla será la
consecuencia.
Hemos superado el mirador de
Peña el Águila. En el camino coincidimos con grupo grande de ciclistas. Me
atrevería a asegurar que han estudiado algunos de nuestros tracks publicados.
De otra forma, sería imposible verles circular por algunos senderos de vacas,
fuera de las pistas habituales. Les dejamos pasar... ellos no parecen detenerse
a realizar fotos de recuerdo. Después sus nietos no les creerán cuando lo
cuenten... allá ellos.
En el ascenso por la Cañada
Leonesa cada uno formamos piña con los compañeros que mantienen tu ritmo.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! disculpen
ustedes, pero me acaba de pasar lo mismo que a Rafa Nadal (salvando las distancias). Si, recordaréis aquella ocasión en la que
estaba en una rueda de prensa y empezó a escurrirse bajo la mesa con gestos
extraños, casi obscenos... Me ha dado un tirón de órdago.
Ya conté a algunos
compañeros, que había estado al borde del tirón en ruta. Pero claro, la culpa
la tenemos los brutos que pasamos de hacer los obligados estiramientos. Altamente recomendable.
Desde el Collado Hornillo y
hacia el Camping de Valle Enmedio todos disfrutaremos. Los más atrevidos y
heavies cogiendo con anticipación los senderos trialeros.
Bordeamos el camping y en
corto pero duro rampón se deja buena muestra de que el grupo goza de estupenda forma
física.
Y nos adentramos en los
pinares, primero por pistas, después por senderos que toman desnivel, para detenernos a tomar un
respiro y refrigerio en la pantalla del Embalse del Arroyo de Prado Toril.
Senderos habilidosos que
ponen a prueba a todos. Antonio se irá al suelo en una ocasión por aquí, Ángel Cogolludo caerá por allá. Me ha parecido ver caer a Miguel Ángel en alguna ocasión... ¿alguno más que yo no haya visto? Si, Luis caerá al agua, pero eso será más adelante.
Hemos seguido el margen del
Arroyo Toril, que ahora cruzamos para situarnos en el Prado y bordear el cerro
del mismo nombre. Tomaremos variante inédita hasta ahora.
Cruz de Pedroálamo Al fondo El Espinar (Segovia) |
Atravesar praderas y cruzar
el Arroyo Chuvieco nos dará pie a unas cuantas risas. Alguno acaba metiendo un pie, tal vez los dos en el agua. ¿Verdad Luis?
Tenemos a la vista el
Embalse de Cañada Mojada, al que ya nos acercaremos en otra ocasión. Ahora
cogemos pista, camino de la Fuente y Refugio de Las Esquinillas.
Atravesamos la zona de
Pradera Viciosa (será porque vacas y
toros campan a sus anchas) y dejando dos bunkers a nuestra izquierda nos vamos nuevamente a rodar por sendero entre pinos, después de cruzar el Arroyo de la
Solanilla.
A estas horas, según las
previsiones, podría caernos alguna tormenta... pero nada de nada.
Nuestro objetivo ahora es la
Cruz de Pedroálamo. Solo algunos sabíamos que no podríamos llegar con las
bicicletas y que tendríamos que abandonarlas en algún punto. No hay camino, no
hay sendero y nuevamente las ramas recientemente caídas, o no tan recientes, impiden circular
pedaleando. Salvo a Juan, que en perfecta simbiosis con la naturaleza,
escala... trepa, regatea, esquiva, supera obstáculos y se presenta con su bicicleta al pié de la
peña que abraza la Cruz de Pedroálamo.
El resto hemos llegado
andando, pero después de dar perdidos unas cuantas vueltas entre las jaras y las zarzas.
Por el camino, no me harto
de decir a mis compañeros que el esfuerzo merece la pena, que este tramo a pie tiene recompensa. Les oigo gruñir entre
dientes. Temo que alguno decida darse la vuelta.
Pero que digan si realmente no mereció la pena. Nunca
la Cruz de Pedroálamo había sido tan abrazada, tan fotografiada. Es fotogénica
desde todos los ángulos y perfiles.
Cuesta esfuerzo subir a la roca, pero más lograr mantenernos juntos los 19 sin que ninguno se escurra y caiga al vacío.
Si no tiramos de él, aún estaría Luis Ángel haciendo fotos. Seguro que volverá.
Enrique tuvo la genialidad
de marcar en su GPS el punto donde abandonamos las bicicletas. De otra forma,
todavía podríamos estar por allí buscándolas.
Contentos, satisfechos,
tomamos pista ahora en descenso, estupendo, y ahora en ascenso... que ya no hace mucha gracia.
El Espinar (Segovia) |
El Collado Gargantilla se
presenta ante nosotros y nos recuerda que en otra ocasión subiremos a Cueva
Valiente.
Y emprendemos descenso por
zona que también está peor que en otras ocasiones. No me gustan demasiado estos
descensos, pero voy delante para que no se pierda nadie.
Me siguen Ander, que se desenvuelve de lujo en estos terrenos, Adrián y Luis Ángel Jr. locos por grandes emociones. Estos dos últimos acabarán por los suelos en distintos momentos, pero da gusto con la juventud, parecen de goma. Algún rasponazo, pero nada más. Hoy la más sensata de los jóvenes ha sido Sofía y no porque no haya arriesgado como todos.
Cruce con el Camino del
Ingeniero. Dos ángeles y Jorge nos abandonan porque van justos de tiempo. El
resto tomamos otro sendero trialero y más adelante otro más.
Y ya solamente nos queda
cruzar abrazos, felicitarnos por la ruta realizada, comentar los próximos
encuentros y dar cuenta de los buenos aperitivos en Cafetería Jara.
El miércoles otra Ruta Nocturna de Alfonsoyamigos. No te la pierdas.
Y también este miércoles publicaremos una nueva entrega de Guerra en las Cumbres.