Llevamos ya algunas fechas
esperando, con cierta ansiedad, que llegue este día. Luis Ángel nos propuso
realizar la ruta de las Hoces del Duratón.
Javier despide al grupo que parte desde El Espinar |
La ruta discurre junto a los
márgenes del Río Duratón, afluente del Río Duero, que con el paso de sus aguas ha
ido excavando la roca caliza y formando un extraordinario y bello cañón.
Este paraje fue declarado
Parque Natural en 1989, siendo un espacio protegido principalmente por la
colonia de buitres leonados establecida en su entorno, la mayor de Europa. Ya
en 2003 se censaron más de 575 parejas.
Pues para allá que nos vamos,
el grupo de privilegiados que podemos disponer de la fiesta del Corpus para
disfrutar de la bicicleta y de la AMISTAD.
Se ha madrugado, porque
tenemos una hora y media de recorrido desde nuestros puntos de origen, pero la
entrada al parque está fijada para las 10,00 horas.
Silencio, he oído un clic |
Luis Ángel se ha encargado
de conseguir los oportunos permisos oficiales, necesarios en esta época en la
que los buitres se encuentran anidando y no están para intromisiones.
Los saludos entre los 12 son
alegres, como si nos hubiésemos echado de menos hace meses y sin embargo,
muchos estuvimos juntos el pasado domingo. Cada vez hay mejor ambiente y se
nota.
Ángel, Enrique, José “Bombi”,
Juan, Lourdes, Luis Ángel, Miguel Ángel, Paco, Patrick, Samuel, Santi y
Alfonso.
Aunque alguno habrá reñido
con su navegador para llegar al punto de encuentro (¿verdad Lourdes), lo cierto es que allí estamos
todos.
Entramos al Parque y nos
fundimos con el entorno, con la naturaleza.
“Puedo prometer y prometo...
que rodaré con la bicicleta sin molestar a los buitres”
No rodamos... nos
deslizamos.
No hablamos... susurramos.
No hay gritos ni
aspavientos, pero en la cara de los que se adentran por primera vez en la zona
se refleja su sorpresa.
Se nos ha pedido que
circulemos en grupos de tres y con cierta distancia entre nosotros, pero las
múltiples paradas que va realizando cada grupo propicia el acercamiento, el
reagrupamiento.
Hoy se han multiplicado las
cámaras fotográficas. No se si habrá más cámaras que ciclistas pero a veces así
lo parece.
Nadie se quiere perder
plasmar ese acantilado, ese buitre que nos sobrevuela, ese paraje idílico junto
al río, en el que podemos distinguir una y otra vez a través de sus aguas
claras y tranquilas los barbos, de gran tamaño, que reposan sobre el fondo y a
contra corriente. Todo un espectáculo.
La cabeza de alguno puede
acabar con tortícolis al final de la jornada, buscando los barbos en el agua,
alzándola de repente para ver el vuelo de algún buitre, para vez grupos de
ellos que reposan en las cornisas del acantilado y parecen mimetizarse con su
color para pasar desapercibidos.
En el primer grupo, en el de
cabeza, marchan Enrique, Samuel y Santi. Una nueva experiencia para Enrique,
que se mantendrá durante gran parte de la ruta por delante del resto
disfrutando de cada pedalada.
De vez en cuando, entre el
sonido de las aguas del río y los cantos de los pájaros madrugadores se puede
escuchar algún “clic”, otro, otro...
Será más adelante, cuando
descubramos que el extraño ruido lo produce la máquina de fotos de Luis Ángel y
su incesante disparar, que en una parada en la que reagrupamos, tendrá que ser
dejada sobre un banco de madera para que se enfríe. No la toquéis, que quema –
nos avisa.
Y si antes marchábamos por
el fondo del cañón, ahora toca subirnos a las alturas por un sendero más propio
de las cabras y no sin esfuerzo, pero merece la pena. La panorámica es
distinta.
Los buitres están sobre
nuestras cabezas, muy cerca, más aún sobre la de Enrique y la mía. Ojo, ¿es que
nos ven síntomas de fallecimiento...? – No, todavía estamos frescos a pesar de
que el calor empieza a apretar y las sombras son protagonistas por su ausencia.
Debe ser que a su fino ojo de
aves rapaces les llama la atención el colorido amarillo de nuestras “superzapatillas”
Mavic. Si llegan a venir hoy Ferluy y Toño ya se hubieran vuelto locos de
verdad estos buitres.
El sendero que seguimos (si
se le puede llamar tal) toma un desnivel que obliga al esfuerzo continuo,
aunque no demasiado si estás fuerte, pero las piedras sembradas por doquier no
ayudan demasiado.
Lástima no encontrar alguna
fuente por estos páramos. Campos labrados o sembrados, que no son de fácil
recorrer y además tendremos tramos por pista con polvo muy seco que se te pega
al sudor de la cara y cuerpo.
Nuestro siguiente destino es
la Ermita de San Frutos, construcción románica del siglo XII, aunque se erigió
sobre los cimientos de otra visigoda el siglo VII.
¿Identificáis a los esforzados ciclistas? |
Desde esta ermita se puede contemplar la más espectacular y conocida de las hoces del Río Duratón. Fotografiada por miles de objetivos, aún nos empeñamos en intentar sacar una perspectiva original.
La experiencia de anterior
visita me permite recomendar a mis compañeros esta o aquella vista, pero los
hay anárquicos que pasan de mí como atleta olímpico (olímpicamente).
Junto a la Ermita reina el
silencio y el eco reproduce cualquier sonido... Clic, clic, clic. Luis Ángel ya
ha colocado su segunda tarjeta de memoria en la cámara. Quiere que Luis Ángel Jr.
vea lo que se ha perdido. Lo vea todo, todo, todo.
No es domingo, no es
festivo, atravesamos los arcos de la ermita, pero no podemos acceder a su
interior y beneficiarnos de una de sus hermosas leyendas para salvar los
dolores de espalda, que todos con seguridad tenemos.
Algunos tenemos que iniciar
la marcha de regreso para que otros se animen a abandonar aquel bello lugar.
Tal vez en otra ocasión, con más tiempo, con un bocadillo en la mano (y agua fresca) podamos
recrearnos más del entorno.
Calor, polvo, repecho duro y
el estómago que empieza a reclamar algo sólido que no sea unos frutos secos o
barrita energética.
Enrique sigue el track que
nos facilitó Luis Ángel y el resto seguimos a Enrique. Hoy es el rey del baile.
Botijas vacías y al que le
queda líquido en el camel-bak lo tiene a temperatura de infusión de manzanilla,
Peso inútil a estas alturas.
La variante de regreso de hoy,
nos llevará directamente al merendero que se encuentra nuevamente en el sendero
al fondo del barranco. Reservaremos nuestro dinero para la comida que nos
espera y nuestra sed para la fuente de agua fresca que sabemos encontraremos
más adelante.
Sombra, fuente, agua fresca, bromas. A partir de aquí, todos
hemos recobrado fuerzas y ayuda volver a circular a cobijo de los árboles. Aceleramos
la marcha, disfrutando de los senderos sinuosos. No podemos impedir llevarnos
más de un arañazo de espinos en brazos y piernas, eso si no eres atacado por
plantas urticantes como la ortiga, que han crecido por encima de la altura de
las bicicletas.
No se que me rozó en una
pierna, pero por la tarde todavía la sentía dormida. Se estaría echando la
siesta.
Ya se huele el corderito (o es cosa mía) y
la hora es la adecuada. Los coches ya están a la vista y son los últimos metros
de pedaleo.
Intercambio de abrazos, de
sudores y olores, pero todos estamos contentos.
El campamento fito-sanitario de campaña se monta y nos permite un aseo rápido y discreto, mejorable, pero es lo que
hay.
Y escapados hacia Sepúlveda,
hacia el Restaurante que nos ha reservado Luis Ángel, contentos y frescos como
lechugas, al encuentro de Andrés, nuestro querido Andrés, y su hija Carmen, que
se han esforzado por venir a compartir la comida y su buen humor con nosotros.
Una ensalada y cordero a
tutiplén del que daremos buena cuenta, apurando cada cazuela y sacando a alta
mar la flota de barcos de pan hasta agotar las reservas de estupendo caldo.
Postres caseros y cafetitos.
Risas y más risas, buen
rollo por doquier y vuelta a casa contentos a más no poder, cargadas las pilas de
buen humor y las cámaras fotográficas con las memorias agotadas.
Y damos las gracias a Luis
Ángel por todas las molestias que se ha tomado para hacernos fácil a todos los
demás esta ruta.
¿Para cuando la próxima?
Pincha para ver el estupendo vídeo montado por Miguel Ángel.
Y aquí tenemos también el enlace para el vídeo de Santi Calleja.
Pincha para ver el estupendo vídeo montado por Miguel Ángel.
Y aquí tenemos también el enlace para el vídeo de Santi Calleja.
Y disculpen vuesas mercedes si impregnado de emoción me he extendido en el relato, pero sean generosos dejando un mensaje si hubiera resultado de su agrado.