Crónica: Patrick Schoch
Edición: Alfonso
Edición: Alfonso
Domingo 9 de Marzo,
me levanto y miro por la ventana para asegurarme que el sol, el cielo azul y
las temperaturas más suaves de estos últimos días no han sido un sueño…¡Hacia
tiempo que no disfrutábamos de un día de Mountain Bike con Alfonsoyamigos sin
frío, sin lluvia ni nieve ni niebla…!
En El Espinar |
Hoy han organizado
la ruta nuestros compañeros Galo y Ángel y hemos cambiado el punto de encuentro: nos reuniremos con los coches en El Espinar para dirigirnos después todos
juntos en caravana hasta el punto de partida de la ruta en Villacastín.
Llego justito a El
Espinar para la foto y el primer recuento… ¡Nos Vamos! ¡Esperad! ¿Alguien ha
visto a Bombi?... No aparece pero si mandó un WhatsApp que ya estaba de camino
hace media hora…¿Qué pasa? El fenómeno del bombero que aparece y desaparece por
los pinares de San Rafael se reproduce en El Espinar… Estamos pensando llamar a
Iker de Cuarto Milenio pero preferimos esperar un poquito.
Mientras el resto
del grupo se dirige a Villacastín, 2 coches de apoyo esperan a nuestro Bombero fantasma que por fin aparece…¡Montado en su bici!
¿Sera el Sol? ¿Será
la irradiación? ¿Será algún agente biológico desconocido o la máscara de gas?
El caso es que se ha hecho un lío y viene sin coche pero rápidamente cargamos
su montura en mi coche y arrancamos para reunirnos en Villacastín con la
avanzadilla, donde nos estará esperando nuestro compañero Carlos para saludarnos, pero en esta ocasión no nos acompañará.
Ángel junto a la piedra del Sexmo en Lastras del Pozo |
Es tarde pero ya
estamos todos y todo el grupo arranca por fin la ruta con una velocidad de
carrera. ¿Todos? …¡Todos no! un irreductible galo (que no Galo) se resiste todavía a salir y
se despista un segundo para colocarse la mochila y cuando da la vuela a la
esquina de la plaza ha desaparecido el grupo….
¡Mon Dieu! Tal un
trampero de Connecticut rastrea las huellas de ruedas de bici en el suelo,
consigue seguirlas pasando por dos túneles pero a la salida, el suelo esta
helado y se acaban las huellas…Ningún Biker a la vista, solo la meseta segoviana y las montañas nevadas de fondo y … 3 posibles caminos.
Miguel, Carlos, Bombi y Alfonso |
Pero esto es
Alfonsoyamigos y NADIE se queda atrás; rápidamente se pone en marcha la
operación de busca y rescate, los satélites rastrean, los teléfonos suenan y
nuestro bici-escoba oficial Juan siempre en alerta máxima y dispuesto para
cualquier emergencia va al encuentro del rezagado.
Plaza en Lastras del Pozo |
Estamos por fin
todos y el recuento oficial y definitivo nos da 19 compañeros ansiosos de
devorar kilómetros bajo el sol de Castilla: Alfonso, Andrés, Ángel, Antonio, Bombi,
Carlos, Ferluy, Fernando, Forlán, Galo, Javier, Juan, Luis Angel Jr., Luis
Angel, Miguel Ángel, Paco, Samuel, Santi y su servidor Patrick.
Que bien se está al sol, ¿verdad Paco? |
Promete ser una
ruta por pistas muy rodadoras y a buen ritmo y de hecho empezamos a dar pedales
con fuerza y parece que ninguna cuesta podrá con nosotros pero el viento que nos pilla de
frente con rachas muy fuertes nos frena y nos desestabiliza haciéndonos hacer
trazadas involuntarias a veces peligrosas para los compañeros que ruedan a
nuestro lado.
Pronto llega un desvío
y por fin nos pilla el viento “de culo” por lo que desplegamos velas y cogemos
una velocidad de crucero envidiable. El sol y la luz que nos muestran un
paisaje de la campiña segoviana y de la sierra nevada nos da alas.
Pasamos por
zonas de Encinas y Chaparros (que según me explica Ángel son Encinas
“achaparradas”) y sin darnos cuenta llegamos al primer pueblo, Monterrubio, que
cruzamos como los Jinetes del Apocalipsis.
Seguimos por pistas
anchas y se ve que estamos en forma después de unos meses de duras rutas por la
sierra; hay “piques” y nos adelantamos mutuamente fardando de nuestra buena
condición física aunque la prudencia y el compañerismo nos hacen bajar el ritmo
para no dejar a nadie colgado.
En Marugán |
Llega el segundo
pueblo, Lastras del Pozo: paramos y nos hacemos fuerte en su plaza alrededor
del pozo que da nombre al pueblo. Aquí nos tomamos un merecido descanso al sol
y se puede observar grupos que trapichean con dátiles, higos y demás viandas. (Forlán…
comprobado “¡¡Mi dátil es el más grande!!”).
Nos ponemos de
nuevo en marcha y con el viento que de momento nos da tregua el ritmo alto se
vuelve a imponer. Seguimos por las pistas de Castilla la Vieja y enseguida
llegamos al pueblo de Marugán donde nos hacemos una foto de grupo al lado de la
piedra de granito en forma de canalón que regaló Segovia a cada uno de sus
ayuntamientos o Sexmos: son piedras que formaban parte de un titánico proyecto
de acueducto para llevar agua de la sierra al monasterio de El Escorial.
Muchos trabajadores
de la zona de El Espinar extrajeron y tallaron piedras en las canteras de granito
de la sierra para construir este acueducto. Al final se abandonó el proyecto y
muchas de estas piedras se repartieron por los pueblos de la región para
recordar este pasado.
En la umbría de Cuelgamuros, un poco más allá del puerto
de Malagón cerca de la casa de la cueva esta la cantera abandonada de
Navalcuerda donde se pueden ver muchos de estos canalones de granito
abandonados, algunos pocos todavía alineados y conectados formando un tramo de este
acueducto inacabado.
El "hombre de negro" es Forlán |
Llegamos a las
puertas del pinar de Pinos Altos donde los anfitriones Galo y Ángel nos abren
la cancela e invitan a pasar. Nos adentramos por una pista preciosa que
discurre entre pinos durante muchos kilómetros.
Otra puerta y giramos a la
izquierda, siempre entre pinos que nos proporcionan protección contra el viento
que más allá sigue soplando.
Una bajada larga, una
subida (más) larga y salimos del Pinar. Nos reagrupamos pero ahora, sin la
protección de los pinos, el viento sopla de cara y algunos buscan la protección
del compañero que marcha delante.
Yo personalmente me pongo detrás de Andrés que
con su mochilón siempre es un valor seguro para ir al resguardo del viento. Al
final, cogiendo rebufo algunos nos adelantan para coronar el final de esta
subida.
Una última parada y
seguimos ahora de bajada con la inconfundible e imponente silueta de la iglesia
de Villacastín de fondo. Bombi que conoce muy bien la zona desde niño me cuenta
que el arquitecto de esta Iglesia es el mismo que el que construyo el
Monasterio de el Escorial: Juan de Herrera, pero murió antes de poder acabarla.
Pensaba convertirla en la catedral de la Sierra Norte.
También me comenta una creencia
popular que le contó su padre que a su vez le contó su abuelo: se cuenta que
desde una de las ventanas de Villacastín, un lugareño armado con escopeta tuvo
a Napoleón en su punto de mira durante su paso por la ciudad…(Como Gavacho del
grupo Investigare este asunto a fondo para notificarlo sin tardar a las
autoridades Francesas competentes)
El viento sopla tan
fuerte que incluso bajando tenemos que pedalear fuerte para no pararnos. Volvemos
a pasar por los estrechos túneles y enseguida llegamos a nuestro punto de
partida para un abrazo general. ¡Otra ruta en nuestra mochila!
Damos las gracias a Ángel y a Galo por habernos hecho descubrir esta ruta por lugares que la mayoría desconocíamos y nos despedimos tomando un refrigerio en un bar cercano…Prueba
del disfrute general, algunos ya están haciendo planes y comentan posibles
rutas para el próximo Domingo.
¡Cada vez más cerca!