Nos juntamos siete en el Camino de los Pastores, dispuestos
a buscar la sombra y disfrutar de nuestro entorno.
Todos nos damos cuenta, ya lo comenté el último día, de que
la forma física general ha mejorado notablemente y no solo nadie protesta por
tener que afrontar repechos cortos y duros, sino que se solventan sin demasiado
sufrimiento. Tanto es así, que habrá varios compañeros que sugerirán variantes
que antes se rechazaban de pleno.
Sensacional recorrido el que estamos realizando, hasta que
se ve truncado cuando descubrimos cómo una parte importante del Camino del
Ingeniero y del “Ingeniero Técnico” (que
discurre unos metros más abajo) han desaparecido como por arte de magia, por
encima de La Fuente de las Nieves y la Fuente de la Yedra.
Unos senderos de apenas un metro, metro y medio de anchos,
se han convertido en algunas zonas en un mal camino de más de tres metros de
ancho, repleto de ramas rotas, piedras desplazadas y, sobre todo, más de 20 cms
de tierra en polvo acumulada, que pueden ocultar cualquier trampa traidora
capaz de provocar un accidente o, como mínimo, un pinchazo o rotura de radio.
Optamos por abandonar el sendero y descender hacia la pista forestal a la
altura de los depósitos de agua de San Rafael.
Queremos creer que tanto destrozo está controlado, que no es
una “corta” indiscriminada, que es necesario para el buen mantenimiento de los
pinares, pero para nosotros, que amamos estos pinares, nos resulta muy
desagradable, penoso, encontrarlos así.
Volveremos a tomar el Camino del Ingeniero, alcanzándolo a
la altura del Arroyo Gargantilla, daremos la vuelta al Prado Goyato, cogeremos
otras variantes y seguiremos disfrutando, pero hoy queremos volver pronto.
Fotito prometida con Fernando a la puerta de su ferretería y
aprovechamos para felicitarle por su cumpleaños. ¡¡FELICIDADES!!. Queda
aplazado compartir con él la buena botellita de vino que nos ofrece.
Acabaremos encantados en La Típica, muy a gusto en su
terracita.
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