sábado, 2 de abril de 2011

Collado Lagasca

Yo juraría que esto llevaba dos ruedas
José el “Bombi” me despierta pronto con un mensaje para decirme que viene a acompañarnos. No puedo reproducir lo que le contesto en el mío. Ya no podré coger el sueño.
Está puntual y nos alegramos de verle, pero su bici Cannondale de un solo brazo resulta difícil de montar y ajustar. Jorge le ayuda. Nos encontramos a Germán, que viene de hacer footing.
Comunico con Javier, que espera a Jesús, pero no logramos quedar con ellos. José quiere subir por la Cañada Leonesa y salimos ya, además coincidimos con Alejandro y Ramón, que vienen de El Espinar.

Este es el Embalse de la Jarosa
Empezamos a subir a un ritmo no demasiado rápido por Aguas Vertientes, pero vuelvo a tener las primeras malas sensaciones de las últimas ocasiones. Cada vez estoy más seguro de que se trata de un problema alérgico, que me cierra los bronquios y me agota.
Les digo que no esperen y tiren, pero les encuentro en Peña el Águila. Alejandro y Ramón han continuado a su ritmo. Me recupero algo, pero la subida por la Cañada es bastante lenta. Mucha agua por todos lados y la llegada al Collado Hornillo se encuentra bastante embarrada.
Parezco serio pero lo estoy pasando bien
Pequeño refrigerio y rodamos hacia el Collado de la Mina. Todavía hay nieve y hielo en los márgenes de la carretera. Adelantamos un grupo grande de excursionistas.
Dejaremos a la izquierda el Mirador de Cabeza Lijar y seguiremos por la carretera. Descenso rápido hacia el Collado de Lagasca, aunque se nota fresquillo. A la derecha, al fondo, vemos con claridad el Embalse de la Jarosa y la Cruz del Valle de los Caídos. El paso en el Collado está tremendamente embarrado y dificulta el paso, pero pronto giramos a la izquierda para coger sendero en sube y baja muy divertido. Hemos desechado la bajada trialera junto al arroyo, que nos enseñó Santi en su día. Mucho descenso y algunas zonas habilidosas que conocemos muy bien.
Bien limpitas, lalaralalita
En una zona que no debería resultar complicada, Jorge clava su rueda delantera en un auténtico pantano y sale de cabeza, realizando doble mortal con medio tirabuzón, para acabar cuando largo es en el barro. Aparatosa caída pero sin daños.
Ya estamos de vuelta en Arroyo Mayor y a Jorge le preocupa más lavar su bici, que ha quedado cubierta de barro, que a sí mismo, que tampoco va muy limpio. Ya en mi casa, lavado a conciencia de las tres máquinas y fin de la ruta.
 José hace tiempo que no monta, pero lo ha pasado bien.
Acabamos una vez más en Las Farolas, degustando cervezas y torreznos.

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